Mal, fractura de Pott
Percivall Pott (1714-1788)
La cirugía británica había progresado hasta el siglo XVIII de un modo bastante irregular. Se alternaban largos periodos de inactividad con momentos de logros importantes. A principios del siglo XVIII el centro indiscutible de la cirugía era París, donde se ofrecía la mejor formación a los futuros cirujanos. Sin embargo, los últimos setenta años de ese siglo Londres destacó por derecho propio y atrajo a muchos cirujanos extranjeros. Fue una de las etapas más fértiles de la cirugía británica. Se pasó del cirujano empírico a un profesional cada vez mejor formado en las ciencias básicas como la anatomía, fisiología y patología. Una explicación a este cambio hay que buscarla, en parte, a la personalidad de los cirujanos más destacados. Entre ellos podemos mencionar a William Cheselden (1688-1752), John Pringle (1707-1782), James Douglas (1675-1742), William Smellie (1697-1763) y los hermanos Hunter, entre otros muchos. Al grupo pertenece también Percivall Pott.
Percival Pott nació el 6 de enero de 1714. Su padre era copista y escritor. Cuando éste murió su viuda y dos hijos quedaron sumidos en la miseria. Pott tenía entonces tres años. Un pariente de la madre, el obispo de Rochester, tomó al muchacho bajo su tutela. Asistió a una escuela privada de Kent y después estuvo de aprendiz con Edward Nourse (1701-1761), cirujano del St. Bartholomew's Hospital. Esto le costó la suma de 200 libras . Le ayudaba a preparar piezas para las clases privadas de anatomía. Las clases de Nourse contenían veintisiete lecciones: dos de anatomía general, veinte de anatomía sistemática, una de fisiología y cuatro de cirugía.
En septiembre de 1736, según los archivos del gremio de barberos-cirujanos, Percivall Pott ingresó en este gremio por recomendación de su maestro, otorgándosele un título o diploma que acreditaba su capacidad y le autorizaba a ejercer la cirugía.
Su pericia profesional se extendió rápidamente y le ayudó a darse a conocer. En 1744 se le contrató como cirujano auxiliar en el St. Bartholomew y, cinco años después, ya había ascendido a cirujano pleno (full surgeon). Allí permanecería durante treinta y ocho años. Entre sus alumnos estaban John Hunter y John Jones (1729-91), de Nueva York, que llegó a ser primer pofesor de cirugía del King's College, que después se llamó Columbia College.
Cuando los cirujanos se separaron de los barberos en 1745 y formaron su propia corporación, Pott participó de forma activa.
En enero de 1756 sufrió un accidente cuando iba a visitar a uno de sus enfermos. Su caballo resbaló sobre el hielo produciéndole una fractura abierta de la extremidad inferior. Fue trasladado a su casa con una improvisada camilla a lo largo de dos quilómetros. La junta de médicos decidió amputar la pierna y Pott consintió, pero, poco antes de proceder, se presentó su antiguo maestro Nourse que, contrariamente a lo que todos opinaban, afirmó que la pierna debía de salvarse. Otros autores creen que fue él mismo Pott el que se opuso a la radical intervención. Días después Pott publicó una descripción detallada de la lesión que paso a convertirse en un clásico y que lleva su nombre. Se trata de una fractura de la parte inferior del peroné con traumatismo extenso de la articulación tibioastragalina y generalmente fractura del maleolo interno o rotura del ligamento lateral interno. La larga recuperación pudo ser la causa de que se dedicara a escribir. Ese mismo año publicó A Treatise on Ruptures (1756). Después aparecieron otros trece. Alcanzaron gran difusión y el propio autor pudo ver en la calle varias ediciones de los mismos. Los textos se tradujeron también al francés, italiano, alemán y holandés.
Su fama seguía creciendo y le llegaban pacientes distinguidos como el actor David Garrick y Samuel Johnson. En 1761 Pott sucedió a Nourse. También impartió clases como su maestro, que amplió con la presentación de casos propios. Años después, en 1787, fue sustituido por John Abernethy, que introdujo también el estudio de la anatomía comparada.
En 1764 fue elegido miembro de la Royal Society, decano de cirujanos en el St. Bartolomew's Hospital y gobernador de la corporación de cirujanos en 1765. En 1786 fue nombrado miembro honorario del Colegio Real de cirujanos de Edimburgo y en 187 del real Colegio de Cirujanos de Irlanda. Ese año se jubiló de su puesto en el St. Bartolomew's.
Pott permaneció soltero hasta el fallecimiento de su madre en 1746. Después contrajo matrimonio con Sarah Cruttenden, la hija de un director de la East India Company. Tuvieron cuatro hijas y cinco hijos. Uno de ello llegó a ser archidiácono de St. Albans y Londres.
Los últimos años de su vida vivió en Neasden, un pueblecito situado al norte de Londres. El 11 de diciembre de 1788 se trasladó a visitar a un enfermo a treinta y cinco quilómetros de Londres. De regreso se quejó de haber contraído un resfriado. Después de guardar cama un día, fue a visitar a varios enfermos y regresó tiritando con mucha fiebre. Murió a los pocos días -el 22 de diciembre- a consecuencia, quizás, de una neumonía.
El saber quirúrgico adquirió un notable incremento desde mediados del siglo XVIII como hemos señalado al principio. Pott, y también L. Heister, pensaron que la formación de pus tras un traumatismo craneal externo se debía a lesión vascular. En ese momento se preconizó la trepanación como único tratamiento posible, tanto por los más atrevidos e innovadores como por los conservacionistas.
Durante este periodo Petit y La Dran (1731) describieron la conmoción cerebral y trataron de establecer un diagnóstico diferencial con la compresión del cerebro. B. Bell (1749-1806) separó los tres estados postraumáticos cardinales y sucesivos: conmoción, compresión e inflamación. La actitud frente a la conmoción dividió a los cirujanos; algunos –entre ellos Pott-, aconsejaban la trepanación, mientras que los más conservadores recomendaban la sangría, la purgación drástica y el empleo de narcóticos (Observations on the Nature and Consequences of Wounds and Contusions of the Head, Fractures of the Skull, Concussions of the Brain, 1760) .
En esta etapa mejoró también la formación anatomoclínica del cirujano, lo que repercutió en una mejora del diagnóstico así como del tratamiento. Si J.L. Petit hizo un estudio de conjunto de las fracturas y A. Louis de las de húmero y fémur, Percivall Pott abordó las de tobillo. Su tratado sobre las fracturas y luxaciones (Some Few General Remarks on Fractures and Dislocations, 1769) ejerció una poderosa influencia. Recomendaba actuar lo más pronto posible.
En sus trabajos Pott refutó muchas de las teorías y prácticas vigentes en su tiempo. Por ejemplo las relativas a las hernias. Fue el primero en describir la hernia congénita, lo que le llevó a veces a amargas polémicas. Le acusaron de plagiar observaciones llevadas a cabo previamente por los hermanos Hunter. Él respondió que solamente había descrito la hernia congénita, que se atribiía erróneamente por otros a una ruptura del saco herniario en el peritoneo. También se ocupó de la estrangulación de las hernias.
Las fístulas anales se trataban dilatando primero el trayecto fistuloso con torundas de gasa e insertando, después, unas pinzas largas hacia el interior del trayecto fistuloso, mientras que otras pinzas se colocaban en el intestino. El trayecto fistuloso se abría entre las dos pinzas y la parte abierta se extirpaba con tijeras o bisturí. Pott ideó una técnica más sencilla y menos dolorosa: introducía un dedo en el ano y usaba el bisturí. También hizo más sencillo el uso de ligaduras para remover hemorroides internas (Remarks on the Disease Commonly Called Fistula in Ano, 1765) .
Durante esta época aumentó el interés por las enfermedades laborales. Uno de los logros en este campo se debe a Percivall Pott. En 1775 publicó un tratado sobre el carcinoma de los dehollinadores (Chirurgical Observations Relative to the Cataract, the Polypus of the Nose, and the Cancer of the Scrotum, the Different Kinds of Ruptures, and the Mortification of the Toes and Feet). Después de describir lo que entonces se llamaba “verruga tiznada” –una úlcera en el escroto-, recomendaba que se extirpara de forma inmediata la parte afectada. Muchos médicos pensaban que la causa había que buscarla en las enfermedades venéreas. Sin embargo, Pott, dijo que se trataba de "a lodgement of soot in the rugae of the scrotum". Fue una de las primeras descripciones de un cáncer provocado por un agente externo y de una enfermedad laboral. En el texto se puede leer: “El destino de estas personas es especialmente difícil; en su temprana infancia son tratados con singular brutalidad, y casi aniquilados por el frío y la inanición; se les mete por angostas y a veces calientes chimeneas, donde sufren golpes, quemaduras y sofocación; al llegar a la pubertad son susceptibles a esa fétida, dolorosa y fatal enfermedad”.
En su último tratado (Remarks on that Kind of Palsy of the Lower Limbs, Which is Frequently Found to Accompany a Curvature of the Spine, and is Supposed to be Caused by it. Together with its Method of Cure... 1779) abordó el tema de las parálisis de las extremidades inferiores que se atribuían a curvaturas de la columna vertebral. Él atribuyó la enfermedad a caries vertebrales que en notas suplementarias dadas a conocer en 1782 (Farther Remarks on the Useless State of the Lower Limbs, in Consequence of a Curvature of the Spine: Being a Supplement to a Former Treatise on that Subject), describió como una forma de tisis. Aunque el cirujano francés Jean-Pierre David también dio a conocer hallazgos semejantes, el trabajo de Pott mereció que la enfermedad llevara su nombre. Se trata por tanto de tuberculosis en el cuerpo vertebral y en el disco intersomático adyacente; esta osteoartritis vertebral constituye la expresión habitual de la tuberculosis raquídea, llamada mal de Pott.
Las obras de Pott nos acercan también al tipo de personas que reclamaban su asistencia: un chico golpeado por un mazo con el que jujaba al cricket, un trabajador que cayó desde un andamio de dos pisos, o el caso de una vendedora ambulante de verduras que fue golpeada por su marido. Ésta siguió vendiendo sus verduras durante una semana sin sentir nada, hasta que enfermó de forma súbita. Al ingresar tenía el pulso lento, piel reseca y caliente, lengua negruzca, mucha sed, nauseas y dolores de cabeza. Tras raparle la cabeza que estaba infestada de piojos Pott descubrió una hinchazón plana a través de la sutura sagital. Le practicó tres trepanaciones. La mujer falleció a los pocos días.
©José L. Fresquet, Instituto de Historia de la Ciencia y Documentación (CSIC-Universidad de Valencia), 2005.
Bibliografía
-Albarracín Teulón, A. El saber quirúrgico durante la Ilustración. En: En: P. Laín (dir), Historia Universal de la Medicina. Barcelona, Salvat, vol. 5, 1973, pp. 1371- 141.
-Albarracín Teulón, A. Cirugía de la ilustración: Alemaniay otros países. En: En: P. Laín (dir), Historia Universal de la Medicina. Barcelona, Salvat, vol. 5, 1973, pp.131--132.
-Dewhurst, K. Cirugía de la ilustración. En: P. Laín (dir), Historia Universal de la Medicina. Barcelona, Salvat, vol. 5, 1973, pp.119-125.
-Percivall Pott, En: Who Named It? (http://www.whonamedit.com/doctor.cfm/1103.html). (Consultado en marzo de 2005).
-Príncipe de los epónimos: Percivall Pott. MD en Español, julio 1964, pp. CM9-CM13.
-Tattersall, R.; Tattersall, R. Pott's puffy tumour. The Lancet, 2002, 359: 1060-1063.
Obras de George N. Papanicolau
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