Josep Trueta i Raspall (1897-1977)

 

Josep Trueta i Raspall nació en Poble Nou, Barcelona, en 1897. Fue educado en un ambiente de cierta severidad y durante su infancia estuvo muy influido por su abuelo paterno. Éste era un universitario y un militar progresista que le contagió el amor por los grandes ideales y por la actividad física y el deporte. Estudió el bachillerato en el Institut de la plaça de la Universitat desde 1912 a 1916. Aunque en un principio sus deseos fueron los de estudiar pintura, el hecho de que varias generaciones de su familia se hubieran dedicado a la medicina, le hizo inclinarse finalmente por ésta. Pronto comenzó a sentirse cómodo con el aprendizaje de las distintas disciplinas médicas, que estudió en un ambiente en el que trabajaban Turró en el Laboratori Municipal, Pi Suyner en el Institut de Fisiologia, Jaume Ferran en el Institut de Microbiologia, y Joaquin Trias i Pujol como profesor de patología quirúrgica. Especial mención hay que hacer del profesor Ferrer Solervicens, de patología médica, con quien fue alumno interno. Se licenció en 1921 e ingresó en el Departamento de cirugía del Hospital de la Santa Creu, que dirigía entonces el profesor Corachán. También se trasladó a Madrid para cursar las asignaturas de doctorado.

Josep Trueta i Raspall

En 1923 se casó con Amèlia Llacuna. En un principio tuvieron que vivir con un sueldo exiguo que tenía que completar con la administración de inyecciones de salvarsán.
Con Corachán se trasladó a centroeuropa. En Viena conoció a Lorenz Böhler, con quien estudiaba también Jimeno Vidal. A ambos, Trueta y Jimeno, se les puede considerar como los padres de la nueva traumatología española cuya influencia ha inspirado la labor de gran cantidad de profesionales españoles.
A su regreso ya se sintió inclinado por la cirugía del aparato locomotor. Así, sus primeras publicaciones se ocuparon de la artritis gonococcica, el sarcoma de Ewing, los tumores de huesos, etc. En 1935 moría el profesor de la Universitat Autònoma Ribas i Ribas, a quien Trueta iba a suceder cuando estalló la guerra civil.

Trueta pronto se había interesado por las investigaciones que en ese momento llevaba a cabo el norteamericano Winnet Orr sobre el tratamiento de la osteomielitis crónica. Tuvo éste ocasión de curar gran cantidad de fracturas abiertas infectadas. El procedimiento que seguía era el siguiente: colocaba al paciente en la mesa de curar fracturas y lo sometía a tracción continua. Procedía después al tratamiento operatorio, al relleno con grasa vaselinaza y a la aplicación de algodón por encima. Después enyesaba y lo mantenía así sin practicar ventanas hasta la curación. Tras el éxito obtenido, pensó en utilizarlo en las infecciones crónicas de hueso. Esta técnica se empleó en las contiendas que siguieron a la Primera Guerra mundial.
Fue Trueta el que mejor sistematizó el procedimiento y lo divulgó con tal entusiasmo que se le ha llegado a atribuir su paternidad. Consiste éste en el lavado con abundante agua y jabón, extracción de los cuerpos extraños, escisión lo más completa posible de los tejidos desvitalizados e inmovilización del miembro en un vendaje de yeso. El elemento decisivo era para él hacer una buena escisión; si no se hacía bien, el resto de pasos no servían para nada, e incluso podían llegar a ser perjudiciales. En 1938 tenía recopiladas 605 fracturas de guerra sin que hubiera tenido que amputar y sin mortalidad. Un año más tarde se refirió a 1.073 heridos curados con éste método, de los que sólo el 0,75 % presentó complicaciones.

Resulta interesante la comunicación que presentó Rodolfo Matas en la LII Asamblea de la Southern Surgical Association (1939). Se basaba en su experiencia adquirida en los hospitales catalanes durante la Guerra civil. Hablaba del "método español" o del "método catalán". Decía que al abrir el yeso manaba de la herida un olor nauseabundo a consecuencia del pus descompuesto, de las secreciones, etc., pero que, cuando se limpiaba con agua estéril, aparecía la herida con un excelente aspecto y en perfecto estado de granulación. Terminaba su discurso con la frase "Not all cheese that smells bad, is bad" (no todo el queso que huele mal, es malo).

El método de Trueta tuvo también sus detractores, especialmente por parte de los cirujanos franceses, aunque más tarde se vio que no se aplicaba correctamente.
El método provocó en muchos colegas el rechazo, pero en el año 1936, ante la necesidad creada por los numerosos heridos de guerra, se pudo comprobar que permitía luchar con éxito contra el más temible enemigo: la gangrena. Hay que tener en cuenta que durante la primera gran guerra los fallecidos por este motivo afectó al 18% de todos los heridos. Sin embargo, durante la guerra de Vietnam, donde se siguió aplicando básicamente el método de Trueta, la mortalidad descendió al 0,16 %.

Finalizada la guerra, al igual que otros miles de compatriotas, Trueta se exilió. Primero fue a Perpignan y más tarde a Oxford. En 1940 fue nombrado miembro de honor de la Sociedad Británica de Ortopedia. También formó parte de Consell Nacional de Catalunya, que se constituyó en Londres, a pesar de que no quería implicarse directamente. No obstante, tuvo que hacerlo porque Carles Pi i Sunyer así se lo pidió. Tres años más tarde publicó

The Spirit of Catalonia obra en la que trató de mostrar a los ingleses la historia y cultura catalanas. Ese mismo año se le otorgó el grado de doctor Honoris causa por la Universidad de Oxford. Previamente, en 1939 publicó Treatment of war wound and fractures, que se tradujo casi inmediatamente a varios idiomas. También se incorporó al Radcliffe Hospital de Oxford, y en 1940 al Wingfield Morris Orthopaedic Hospital que se convirtió en el primer gran hospital ortopédico de Gran Bretaña.

Su método pronto tuvo ocasión de ser aplicado durante la Segunda Guerra mundial. Alcanzó el grado culminante de perfección con el uso de yeso de Tobruk en las batallas del desierto, donde se daban las condiciones más idóneas para su aplicación. Los resultados obtenidos influyeron, sin duda, en que después fuera nombrado catedrático de cirugía ortopédica en Oxford, puesto que desempeñó desde 1949 hasta su jubilación en 1965 y que se hiciera popular en todo el mundo.

En tiempos de paz siguió investigando. Una de los temas en los que trabajó fue la acción de la inmovilización por vendaje enyesado sobre la progresión de la infección en los tejidos. Pudo comprobar que la infección iba del foco a los vasos linfáticos y de aquí al torrente sanguíneo, favorecida por las contracciones musculares y los movimientos articulares.

Más tarde, también se percató de que algunos enfermos que ingresaban en el hospital por problemas poco relevantes morían de uremia a la semana. Fue así como descubrió la doble circulación renal. Publicó sus hallazgos en inglés en 1947 y dos años más tarde en castellano (Estudios sobre la circulación renal). Se iniciaban así nuevos estudios sobre las circulaciones locales. Por este motivo fue propuesto para el Nobel. En Estados Unidos se habla del Trueta Shunt; en los casos de shock clínico o experimental se produce una desviación de la circulación cortical que se reduce o desaparece, hacia la médula, camino por el cual el tránsito es más rápido; esto hace que la sangre no tenga tiempo de ceder el oxígeno a las células renales, como lo prueba la existencia de la misma proporción de oxígeno en la sangre de la vena renal que en la de la arteria renal.

En 1955 sir Morris, más tarde lord Nuffield, hizo una donación que permitió construir un centro de investigación en el Wingfield-Morris Hospital, que se convirtió en el gran Nuffield Orthopaedic Centre. Esto benefició a Trueta, quien pudo compaginar docencia e investigación. Entonces comenzó sus trabajos sobre la irrigación ósea, el origen del osteoblasto, la osteogénesis fracturaria, las infecciones óseas y la artrosis. Publicó sus hallazgos en la obra El origen del sistema óseo y en Studies of the development and decay of the human frame (1968). Los estudios sobre la embriología de los huesos se cortó en 1976 cuando su enfermedad se agravó.

Después de 1945 la BBC comenzó a emitir algunos programas en castellano, catalán, vasco y gallego. El primero en catalán corrió a cargo de Joseph Trueta, que habló de las causas de la hipertensión; después lo repitió en castellano. A partir de 1947 este tipo de emisiones se hizo habitual, despertando fuertes reacciones hacia Inglaterra por parte del regimen franquista. Por fin, tras diez años, sólo quedaron los programas en castellano.

Siguió recibiendo premios y condecoraciones en las más prestigiosas universidades del mundo. Sin embargo, en España se prohibió hablar de él o de que aparecieran noticias relacionadas con su actividad hasta 1969, cuando se le otorgó el premio Virgili de la Societat Catalana de Cirurgia. Al año siguiente también se le nombró miembro de honor de la Reial Acadèmia de Medicina de Barcelona. Finalmente, en 1976, la Universidad Autónoma de Barcelona le nombró Doctor Honoris causa. En otoño de ese mismo año empezó a encontrarse mal, por lo que el discurso que pronunció en el acto fue el último de su larga carrera profesional. En éste dijo:

"Havent deixat Catalunya quan la democràcia moria en ella, és per a mi una font de gran satisfacció el que aquest títol em sigui conferit quan la democràcia hi reneix... La llibertat és consubstancial en la meva vida. Aquest acte d'avui significa el veritable retorn a la meva terra, que vaig deixar perquè no volia veure morta la llibertat del meu pais"

"Habiendo dejado Catalunya cuando la democracia moría en ella, es para mi motivo de gran satisfacción el que este título me sea concedido cuando la democracia renace... La libertad es consustancial en mi vida. Este acto de hoy significa el verdadero retorno a mi tierra que dejé porque no quería ver muerta la libertad de mi país".

Moría el 19 de enero de 1977. A título póstumo se le concedió la Medalla d'Or de Sant Jordi y el premio Jaume el Conqueridor. También, por voluntad propia, había recuperado la nacionalidad española.

José L. Fresquet. Instituto de Historia de la Ciencia y Documentación (Universidad de Valencia-CSIC). Abril, 2002.

Bibliografía

—AAVV, Josep Trueta (1897-1977). En Homenatge. Fundació Barcelona, Barcelona, 1996.

—Moral Torres, J. (1986), El "Método español" en el tratamiento de las heridas de guerra (Técnica de Orr-Bastos-Trueta), En: Los médicos y la medicina en la Guerra civil española, Madrid, Beecham, pp. 159-166.

—Prim, JM.: L'esperit de Josep Trueta. Pagès Editors, Barcelona, 1997.

—Rodrigo, A. Biografía del Dr. Trueta. Héroe anónimo de dos guerras. . Ed. Vosa. Madrid. 1997.

—Trueta, J.: Fragments d'una vida. Memòries. Edicions 62, Barcelona, 1978.