La sífilis es una enfermedad provocada por la espiroqueta Treponema pallidumdel género Treponema. Se habla de tres subespecies: el T. pallidum pallidum (el responsable de la sífilis), el T. pallidum pertenue (causante de la frambesía o pian) y el T. pallidum endemicum (etiología de la sífilis endémica o bejel). Antes de la descripción de estas variedades, hubo mucha confusión que afectó al debate en torno al origen de la enfermedad.
La sífilis es una de las "nuevas enfermedades" descritas en el Renacimiento. Desde el primer momento hubo controversia en torno a su origen americano o europeo. En esta época su descripción y tratamiento correspondían fundamentalmente a los cirujanos, ya que se trataba de una enfermedad con manifestaciones externas.
Su carácter contagioso, intersexual y crónico fue descrito desde el primer momento aun sin conocer su verdadera causa. Hubo dos formas de tratarla: con nuevos productos americanos, como el guayaco, y con el mercurio. Esta última forma fue la que permaneció prácticamente hasta principios del siglo XX, aunque de forma más ensayada y pautada. También se utilizaron tardiamente los yoduros y el bismuto.
La enfermedad se inicia con lo que se llama "chancro de inoculación", al que sigue una generalización para, después, limitarse a algunos de los principales sistemas, sobre todo el
nervioso, el arterial y el hepático. El periodo primitivo o inicial coincide con el desarrollo del chancro de inoculación (de los 18 a 25 días después del contacto infectante)
El periodo secundario comienza entre las cuatro y doce semanas después de haber aparecido el chancro. Sus signos son la roseola, las placas mucosas, etc. Esto dura entre uno y cuatro años. En el periodo terciario la infección tiende a circunscribirse en determinados órganos como se ha dicho: sistema nervioso, aorta, hígado, pulmón, etc. Produce la lesión característica de esta fase que se llama "goma sifilítico" y se prolonga hasta el fin de la vida. Alfred Jean Fournier (1832-1914) añadió el periodo cuaternario en el que incluyó la tabes y la parálisis general que aparecían entre los ocho y treinta años después del contagio y no había tratamiento.
Una de las características de la infección sifilítica es la intermitencia y variedad de sus manifestaciones clínicas.
En 1832 los franceses Philippe Ricord (1800-1889) y su discípulo distinguieron el chancro duro del blando, así como de la gonorrea. Años más tarde, en 1879, el bacteriólogo alemán Albert Ludwig Neisser (1855-1916) describió el gonococo. Émile Roux (1853-1933) y Elie Metchnikoff (1845-1916) en 1903 reprodujeron la enfermedad en el mono. Unna y Ducrey habían descrito el espirobacilo en 1889, y Fritz Schaudinn (1871-1906) y Erich Hoffmann (1868-1959) el treponema en 1895.
Finalmente, en 1907 August Paul von Wassermann (1866-1925) demostró la posibilidad de diagnosticar la enfermedad mediante la fijación del complemento estudiada por Bordet.
La sífilis se puede adquirir después del nacimiento y antes. En el primer caso la mayoría de los contagios son venéreos, procediendo el material infeccioso de los chancros genitales del periodo primario, de las sifílides mucosas, de los condilomas planos y esperma o flujo menstrual del periodo secundario. Hay inoculaciones extragenitales, por vía bucal, por transfusiones sanguíneas, lactancias mercenarias, por erosiones en la piel en los laboratorios de microbiología, etc.
La sífilis fetal o congénita se adquiere antes de nacer y procede siempre de la madre. La infección se produce a partir del tercer mes de embarazo, cuando se establece la circulación placentaria.
Con el salvarsán y el neosalvarsán de Ehrlich primero, y la penicilina después, se logró una lucha verdaderamente eficaz contra esta enfermedad